La Junta de Gobierno del Colegio rindió el pasado 17 de octubre un sentido homenaje al Decano de Honor José Luis Negro, fallecido en el pasado mes de junio.
De izquierda a derecha: M.ª del Carmen Rodríguez Otero, Amador Sánchez y Roberto Salmerón, encargados de presidir la mesa del acto.
Nuestro salón de actos acogió el homenaje a la figura de José Luis Negro Fernández, decano el Colegio entre los años 1980 y 2011. Su dedicación a la institución y su brillante trayectoria profesional quedaron reflejados en este emotivo encuentro, al que asistieron representantes del mundo académico, familiares y amigos, además de antiguos compañeros de la Junta de Gobierno y de los Seminarios Didácticos del Colegio.
El decano del Colegio, Amador Sánchez, inició el acto resaltando la figura de quien fue su compañero en anteriores Juntas de Gobierno: “Este es un homenaje en memoria de un hombre que ha marcado profundamente la historia de la educación en Madrid y en toda España. Nos reúne aquí hoy no solo su legado, sino también el cariño, el respeto y la admiración que todos sentimos por quien fue, y será siempre, un referente indiscutible, un líder y, sobre todo, un maestro en el sentido más amplio de la palabra”.
Amador Sánchez también quiso hacer una referencia a su dedicación y entrega a la institución colegial: “José Luis asumió el cargo de decano del Ilustre Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de la Comunidad de Madrid (CDL) en 1980, tras unas elecciones en las que fue promovido por un amplio grupo de colegiados. Aquel momento marcó el inicio de un periodo de transformación para la institución, que pasaría a tener una orientación eminentemente profesional bajo su liderazgo”.
Durante 31 años, José Luis Negro lideró el CDL, hasta su jubilación en 2011. En estos años, su influencia fue más allá de la Comunidad de Madrid. Fue presidente del Consejo General de Colegios, cargo que ocupó durante más de 20 años, impulsando políticas y acciones que fortalecieron la educación a nivel nacional. Como señaló el actual decano, “entre sus contribuciones más significativas se encuentra la creación de los Seminarios Didácticos Permanentes (SEDIP), que se convirtieron en un pilar fundamental para el desarrollo profesional docente”. O la Universidad de Otoño, que este año ha celebrado su cuadragésima tercera edición: “Este proyecto ha permitido, año tras año, la formación de miles de docentes, contando con la participación de ponentes de primer nivel, y siendo un punto de encuentro para el intercambio de ideas y experiencias”, apostilló.
En el ámbito sindical, José Luis Negro también dejó su huella. Fue el principal impulsor de la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza (FSIE), centrada en la enseñanza privada y en la atención a personas con discapacidad. Este sindicato se fundó en 1977, y bajo su liderazgo, durante diez años, contribuyó a mejorar las condiciones laborales de miles de docentes y profesionales.
Compañeros y amigos
Roberto Salmerón, tuvo una larga intervención recorriendo la trayectoria humana y profesional de José Luis Negro y trasladando a los asistentes muchas experiencias vividas como compañero y amigo.
Roberto Salmerón, vocal en la actual Junta de Gobierno, fue secretario general del CDL en todos los años en que José Luis Negro fue decano. La suya fue una intervención transida de emotividad, salpicada de vivencias personales compartidas, y apoyada en abundante material audiovisual.
Salmerón centró sus palabras, aparte de glosar las cualidades humanas, en las aportaciones profesionales del decano de honor: “Las Juntas anteriores, identificadas con la denominada Alternativa para la enseñanza, habían estado definidas por una alta carga política, integrando en sus cargos personas vinculadas a los partidos políticos que habían vivido en la clandestinidad. La candidatura promovida por José Luis Negro consiguió ganar las elecciones y fue determinante para trazar un nuevo camino para el CDL”. De hecho, “vencer a la Junta de la Alternativa reorientó los Colegios de toda España con una repercusión muy significativa. Nunca el Colegio tuvo tanto eco en la prensa y en la opinión pública; fue un antes y un después.”, señaló Salmerón.
El Colegio en esos años, conocido más popularmente como Colegio de Licenciados, fue una referencia de primera importancia en el ámbito educativo, quizá como nunca en su historia. De esa Junta inicial formaron parte, además de José Luis Negro y Roberto Salmerón, Dolores Mena, licenciada en CC. Químicas; Aurelio Labajo, licenciado en Filología; o Gregorio González Roldán, licenciado en Geografía e Historia.
Otra acción determinante por significar en el proceso hacia un colegio profesional fue la renovación de los Seminarios Didácticos Permanentes (SEDIP), uno de los foros de mayor importancia para generar y compartir actividades formativas. Desde sus primeros años de recorrido, ha sido reseñable la labor de los coordinadores, profesores y profesoras especialistas en su materia como Concha Fernández Débora, Augusto Ibáñez, Magdalena Velasco, Isabel Medina, Darío Pérez Bodeguero, José Antonio Freijo, Mariano Segura, Felícitas Diolazo, Purificación Muñoz, Carmen Sánchez y otros muchos. Todos ellos se han dedicado con enorme entrega y profesionalidad a la institución colegial.
Universidad de Otoño
La puesta en marcha de la Universidad de Otoño, que este año ha cumplido su XLIII edición, también fue obra de José Luis Negro y su equipo de gobierno. A lo largo de 43 años, esta cita formativa ha contado con ponentes de gran prestigio, y miles de profesores han encontrado en estos cursos una relevante ayuda para su perfeccionamiento profesional. En lo orígenes de esta Universidad de Otoño están las Jornadas Pedagógicas promovidas por María Cristóbal.
También el perfil del Colegio como portavoz ante la administración educativa fue fundamental en esos primeros años: “La presencia institucional ante la administración Educativa fue significativa; por ejemplo, las reuniones con Federico Mayor Zaragoza como ministro y , más tarde, como director general de la UNESCO, fueron algunas de las acciones que en parte fueron frustradas por la coyuntura política del momento, como también lo fue la Alternativa; pero podrían haber influido de manera significativa en la historia de la Educación española de aquella época”, señaló Salmerón.
Como conclusión, Roberto Salmerón definió muy bien los cuarenta años de trabajo de José Luis Negro en el Colegio, al señalar que “su labor ha sido determinante para el progreso de nuestra institución y otras organizaciones vinculadas a la educación española. El hecho de ser fundador del sindicato FSIE; su significativo trabajo como profesor en El Recuerdo, avalado por el testimonio de sus muchos alumnos; la autoría de más de 20 libros de texto; o el que se le concediera la Cruz de Alfonso X el Sabio, así lo demuestran”.
Rosalía y Galicia
Pero vaya!
Pasan n’ aquesta vida
cousiñas tan estrañas,
tan raros feitos vense
neste mundo de trampa;
tantos milagres vellos,
tan novas insinanzas,
e tan reboltos allos
con nome d’ ensaladas,
que non che digo nada…
Pero vaya!
(Rosalía de Castro: “Cantares gallegos”, 19).
El poema de Rosalía de Castro fue leído por M.ª del Carmen Rodríguez Otero, gran amiga y compañera en la Junta de Gobierno de José Luis Negro
José Luis Negro tuvo una especial vinculación personal con Galicia. Podría decirse que fue un gallego de adopción. Su propia esposa y algunos de sus grandes amigos nacieron en esa tierra, muy querida para él. De ahí que M.ª del Carmen Rodríguez Otero, miembro también de su Junta de Gobierno y una de sus grandes amigas, quisiera hacer su especial aportación al homenaje acudiendo a unos versos de Rosalía de Castro, que le fueron dedicados a José Luis Negro y que ella misma recitó en el año 2000 en do Cebreiro, lugar en el que se celebró aquel año una de sus reuniones pedagógicas. Su compañera recordó estos versos, cargados de sentimiento, pero también de un cierto tono de humor y sarcasmo, muy propios de la personalidad de José Luis.
Durante el acto también se proyectaron dos vídeos: el primero, recogiendo una intervención de José Luis Negro durante una visita de los miembros de los seminarios didácticos del Colegio a Campo de Criptana. El segundo, rememorando otra realizada al Monasterio de la Fuencisla, en Segovia, con la declamación, «La noche oscura del alma», ante el sepulcro de San Juan de la Cruz, a cargo de Félix Navas, amigo del homenajeado y antiguo miembro de la Junta de Gobierno del Colegio.
Nuestra Coral Polifónica quiso estar presente
La Coral del Colegio también quiso estar presente en el homenaje. De hecho, algunos de sus miembros han compartido años de vivencias y trabajo con José Luis Negro, que siempre cuidó muy especialmente este grupo colegial. En esta ocasión, el homenaje a José Luis Negro incluyó un repertorio de canciones muy conectadas a los gustos de nuestro Decano de Honor: «Prado verde y florido» (de Francisco Guerrero) y» En los surcos del amor» (de Carlos Guastavino). El Gaudeamus Igitur, himno académico por excelencia, cerró el concierto.
Un maestro para el futuro
José Luis Negro fue, ante todo, un maestro para el futuro. El decano del Colegio, Amador Sánchez, definió muy bien con sus palabras el papel que desempeñó y la herencia que nos ha dejado: “Fue un ejemplo para todos; no solo en el aula, donde enseñaba física y química con maestría y claridad, sino en su vida profesional, donde siempre tuvo como norte la mejora de la educación. Su legado perdurará no solo a través de las instituciones que ayudó a construir, sino en los corazones de todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerle”.
