Editorial enero-febrero 2022
En los últimos días del mes de enero, el Ministerio de Educación y Formación Profesional hizo público un “Documento para el debate”, titulado “24 propuestas de reforma para la mejora de la profesión docente”.
Según nos comunica la Asesora de Información del Gabinete de la ministra, este “diálogo inicialmente se celebrará con los órganos de participación ministeriales. Una vez concluido, en una segunda fase será sometido a exposición pública, sin que sepa en este momento la fecha”. Desde luego, el título no puede ser más esperanzador, porque se recogen palabras como “debate”, “propuestas”, “mejora” y “profesión docente”; aunque ya haya algún colectivo (por ejemplo, STEs-i) que ya habla de “decepción” ante las propuestas del documento citado.
Este “Colegio Oficial de Docentes” lleva años intentando poner de acuerdo a todas las partes sociales implicadas en la Educación, empezando por la clase política, para sacar adelante un verdadero “Pacto educativo” que termine con la inestabilidad que a la educación proporcionan los habituales cambios de gobierno. (A este respecto, ya publicamos en nuestro Boletín núm. 265, correspondiente a diciembre-2016 y enero 2017, un editorial titulado “En torno al pacto educativo” en el que afirmábamos que dicho pacto “es posible, positivo y necesario”, pero manifestábamos nuestro escepticismo ante “los avatares de los cambios en las mayorías o coaliciones parlamentarias”; e insistíamos en que “es muy conveniente que los paradigmas que guíen los procesos de mejora de nuestro sistema educativo se sustraigan de las batallas ideológicas y políticas y se sitúen en el campo científico”. Hasta ahora hemos predicado en el desierto.
Pero quizá, también ahora nos encontremos ante una ocasión irrepetible para lograr ese “pacto educativo”, si realmente las autoridades ministeriales tienen el deseo de escuchar a los profesionales de la docencia y a sus instituciones, y la intención de incorporar, al margen de banderías políticas, el sentir mayoritario de una profesión socialmente maltratada. Y quizá también más de uno debiera releer el “Libro blanco de la profesión docente”, elaborado por el filósofo José Antonio Marina y sus colaboradores (que data de diciembre de 2015); o el libro firmado por Javier M. Valle y Jesús Manso titulado “Lifelong Teacher Education. Ser docente a lo largo de la vida”, libro con el que nuestro Colegio iniciaba la colección Profesión docente”, y en la que venimos editando los Premios TFM que anualmente convocamos. Así pues, el Colegio ha estado siempre interesado en participar en cualquier debate serio que tenga por finalidad mejorar y dignificar la profesión docente y, en este sentido, desearíamos ser interlocutores directos del Ministerio para aportar nuestros puntos de vista en materia tan sensible como la que, por fin, se va a afrontar.
Tenemos la oportunidad de contribuir al fortalecimiento de la profesión docente; de defender la profesión y a sus profesionales, en su ámbito de competencias, y de acuerdo con el precepto constitucional que garantiza la libertad de cátedra; de asumir el liderazgo de la deontología profesional y la posible lucha contra el intrusismo; en definitiva, de hacer valer que, por ley, nos corresponde la representación exclusiva de la profesión. Y, por eso, desde la neutralidad institucional, y como un acto de servicio a la profesión, ponemos a disposición de nuestros colegiados un correo electrónico especial propuestasreformaprofesiondocente@cdlmadrid.org para que nos hagan llegar cuantas sugerencias y propuestas consideren oportunas. Entre todos podemos lograr que la Educación en España ocupe un lugar de privilegio. Porque de ella depende nada menos que el bienestar social y la capacitación profesional de la ciudadanía.
