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Entrevista con Ana Roa, autora de «Educar en la cultura del esfuerzo»

Ana Roa es pedagoga y profesora especialista en Educación Infantil. Ejerce como terapeuta familiar y posee un postgrado de especialización en TDAH. Es autora de varios libros, entre otros, ¡Vive la vida!, Escuela de Familias y Educación Talla única. Actualmente es asesora del área de Pedagogía en la Junta de gobierno del Colegio. Su ultimo libro, «Educar en la cultura del esfuerzo«, presentado en el salón de actos el pasado 20 de abril, es una importante aportación sobre el papel del esfuerzo en el contexto escolar.

El libro haciendo una reflexión sobre la palabra esfuerzo, el hilo conductor del trabajo, pero ¿qué significa para usted ese término en el contexto educativo?

Como pedagoga especializada en educación emocional, puedo decir que el esfuerzo está relacionado íntimamente con la autoestima y con la motivación intrínseca. Estas últimas están alejadas del elogio fácil que muchas veces empleamos con lis niños, pero se encuentran cerca de la actitud alentadora ante los pequeños éxitos conseguidos a diario. Testimonialmente diré que la fuerza de voluntad siempre ha sido y sigue siendo el motor de mi vida, creo firmemente en la constancia. Este libro resume en sus tres bloques la indiscutible importancia del proceso frente al resultado en cualquier acción de nuestra vida, que es una visión muy diferente a la de una sociedad que, por desgracia, funciona a “golpe de clic”.

Usted dedica varias páginas al concepto de compromiso y, con él, a la necesidad de que los niños y jóvenes combinen su deseo de ser independientes o libres con la necesidad de cumplir con los objetivos, de comprometerse. En una sociedad “líquida” como la que vivimos, ¿cómo podemos fomentar el compromiso en nuestros hijos y alumnos?

Como padres o profesores intentamos que nuestros hijos o alumnos comiencen a comprender la necesidad de un equilibrio entre derechos y deberes, entre libertad y responsabilidad. Permitir a nuestro hijo ciertas responsabilidades (poner la mesa, regar las plantas de clase, cuidar la mascota…) implica ayudarle a entender que existen tareas que dependen de él; es importante que realice estos “encargos” con seriedad y lo mejor posible si realmente ha comprendido nuestro mensaje: cuando una persona es responsable, tiene que responder de algo ante alguien porque se ha comprometido a hacerlo… Desde la infancia los niños ya están en disposición de conocer qué significa la palabra “compromiso” y aprender a comprometerse a medida que van creciendo. No solamente hablamos de compromiso con la tarea, también del valor de una promesa, que ha perdido su sentido. Si los niños aprenden a comprometerse se asegurarán un futuro sincero rodeado de amistades o compañías con valores y metas similares.

Los pedagogos y pedagogas ayudan a que los alumnos incorporen a su modo de vida formas de actuar que les permitan tomar conciencia de sí mismos.

El libro refleja su larga experiencia profesional como pedagoga. ¿Qué puede aportar su formación académica en la resolución de problemas de convivencia? ¿qué papel tiene el pedagogo/a en una sociedad como la que vivimos?

Actualmente, la educación en los valores más tradicionales está en desuso, aunque creo que es tremendamente necesaria para la convivencia en cualquier contexto. De hecho, dicha educación se justifica como una necesidad social y constituye los fundamentos de la práctica pedagógica al integrar las dimensiones del ser, del saber y del hacer. El objetivo principal de la pedagogía en valores es el de formar y llevar a cabo planteamientos educativos que permitan en un futuro la toma de decisiones basadas en una ética personal y social, consciente y libre, de tal forma que las actitudes de las personas sean un reflejo coherente de lo que han aprendido.

El pedagogo desempeña un papel fundamental en el fortalecimiento de esos valores casi olvidados porque, desde su competencia, puede promover acciones adaptadas a cualquier contexto social, permitiendo que los alumnos incorporen a su modo de vida formas de actuar que les permitan tomar conciencia de sí mismos.

 ¿Cómo ha diseñado el contenido de los Anexos y qué función tienen?

Los Anexos parten de mi experiencia como pedagoga y educadora de familias, y describen experiencias prácticas para vivir con nuestros hijos o alumnos; a mí me gusta especialmente el Anexo que compromete a los más pequeños con las mascotas. En la sociedad de hoy en día se hace necesario fomentar valores afectivos y de respeto hacia los animales y una de las mejores maneras para ello es conocerlos manteniendo contacto directo con algunos de ellos. Además, esta relación es muy beneficiosa para ambas partes, pues los niños gracias a su interacción con las mascotas desarrollan su sentido de la responsabilidad y tienen un punto de apoyo amable en su desarrollo psicológico, emocional y social.

También hace referencia una conocida fábulas, La cigarra y la hormiga, que nos enseña, precisamente, la importancia de esa resiliencia, por ejemplo, ante un suspenso.

Según el Observatorio Faros, “los padres a menudo se preguntan cómo han de actuar con sus hijos para protegerlos de los contratiempos de la vida. En primer lugar, tengo que decir que no es posible proteger a los niños de los altibajos propios de la vida; no obstante, sí es posible criar niños con capacidad de resiliencia, entendiéndola como la capacidad de hacer frente a las adversidades, superarlas y ser transformado positivamente por ellas. La resiliencia le proporcionará a un niño las herramientas necesarias para responder a los retos de la adolescencia y del inicio de la etapa adulta y así poder vivir de manera satisfactoria y plena a lo largo de su vida.

Pero suspender es algo que, en general, se acepta mal, tanto por parte de los alumnos como de los padres.

Dentro de la capacidad de resiliencia encontramos la posibilidad de aprender del error, y un suspenso es un error. El hecho de aprender de los errores significa afrontar al reto de aprender a hacer las cosas de manera diferente; es el momento de probar nuevos enfoques y a cambiar la perspectiva de lo sucedido.

Aurora Campuzano