CDL Madrid

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COMUNICADO DEL VICEDECANO

LA REALIDAD Y EL DESEO

No hablamos de Luis Cernuda, sino de Isabel Celaá y de Pedro Sánchez. En un twitter emitido el 4 de abril a las 11,30, la ministra Isabel Celaá escribía textualmente: “Vienen ahora unos días de descanso escolar sin deberes. Nadie va a perder el curso por esta crisis”. Y tres horas y media después, en el telediario, el presidente Sánchez prolongaba el estado de alarma -pues ya cuenta con los suficientes votos parlamentarios- hasta el 26 de abril. Y se rumorea que habrá más prórrogas, aunque “No hay mal que cien años dure” -refrán aplicado al coronavirus, obviamente.
Lo de que “nadie va a perder el curso” es, hasta cierto punto, cierto, porque hemos cambiado la clase presencial por la clase a distancia; y el profesorado está demostrando ser lo suficientemente responsable para, en tiempos de crisis, no abandonar a sus alumnos y seguir trabajando telemáticamente con ellos, muchas veces por encima de sus obligaciones horarias y mejorando, día a día, sus habilidades tecnológicas para no defraudarles. Por otra parte, la mayoría del alumnado está respondiendo, con el debido apoyo familiar, a las nuevas exigencias educativas que lo extraordinario de la situación requiere. Es decir, que ni profesorado ni alumnado ni familias se han tomado el confinamiento obligatorio como un “cese de actividades escolares”, sino más bien como todo lo contrario, salvaguardando todos los problemas que conlleva “trabajar en casa de otra manera” y, en el caso de alumnos y profesores, echado de menos ese necesario contacto cara a cara que se produce diariamente en las aulas, con toda la carga emocional que trae aparejado para un fructífero aprendizaje, y que ninguna tecnología es capaz de suplir. Solo en este contexto puede afirmarse que “nadie va a perder el curso”, porque si algo sobra en el mundo de la educación es sentido de la responsabilidad individual y colectiva de alumnos y profesores.
Ahora falta saber -y mejor antes que después- cómo va a planificar la autoridad educativa el final de curso, pues ya se rumorea que se seguirá ampliando el periodo de estado de alarma. La enorme casuística que se va a presentar en los centros (públicos, privados y concertados: evaluación continua, recuperaciones, adecuación de los procedimientos de promoción… y así un largo catálogo de contingencias difícilmente previsibles) requiere consensuar una “guía de actuaciones” que sirva, precisamente, para no malograr el esfuerzo que todos están -estamos- haciendo para que el curso no termine en un erial. Ahora es cuando nuestros políticos deben estar “a la altura de la circunstancias” y demostrarnos que han sido elegidos -o por decir mejor, que ocupan los puestos que ocupan- por su idoneidad para solventar situaciones complejas. Porque su incompetencia sería difícilmente perdonada por los ciudadanos.
Y, por cierto, eso de que “Vienen ahora unos días de descanso escolar sin deberes” es una discutible afirmación, sobre todo si pensamos en esos miles de alumnos que prepararan la EVAU en difíciles condiciones; y en esos miles de profesores que seguirán en sus casas preparándose lo mejor que saben para atender ese incierto final de curso, precisamente porque ellos no pueden, “de ninguna manera”, defraudar a sus alumnos. Porque el servicio que les prestan justifica su razón de ser.

Madrid, 6 de abril 2020

Fernando Carratalá Teruel
Vicedecano del Colegio Oficial de Docentes